El número de estaciones de servicio de la franquicia con la marca Pemex ha aumentado 6.5% con un incremento sostenido en 22 meses, desde julio del 2022, hasta abril de este año, reveló la estatal petrolera.
El número de estaciones de servicio de la franquicia con la marca Petróleos Mexicanos (Pemex) ha aumentado 6.5% con un incremento sostenido en 22 meses, desde julio del 2022, hasta abril de este año, reveló la estatal petrolera.
En julio de 2022 se detuvo la pérdida de franquicias, y al cierre de abril de 2024, se han sumado 444 estaciones de servicio adicionales, pasando de 6,813 a 7,257, de acuerdo con los reportes de Pemex.
Así, Pemex concentra el 87.5% de las ventas de gasolina a nivel nacional, un incremento respecto al 80% que alcanzaron en su punto más bajo. En cuanto al diésel, la participación de mercado ha aumentado del 69% al 80 por ciento.
Del total de las estaciones, 7,212 son administradas por terceros, y 45 son propiedad de Pemex Transformación Industrial (PTI). Además, se registraron 1,132 estaciones de servicio bajo el esquema de sublicenciamiento de marca, mientras que 4,112 operan con marcas distintas a Pemex, pero venden sus combustibles.
Antes de la reforma energética existían 12,500 estaciones de gasolineras operando bajo la marca Pemex, pero con la entrada de nuevos competidores, se esperaba la construcción de 12,500 estaciones adicionales, lo cual no ocurrió, y las empresas privadas tomaron las gasolineras de Pemex, reduciendo su cantidad en 6,000, explicó el director general de la empresa del Estado, Octavio Romero Oropeza.
No se construyeron las 12,500 que se habían prometido, se quedaron con los clientes de Pemex y nos quitaron 6,000 estaciones y empezaron a competir de esa manera”, comentó.
Pemex fortaleció sus ventas internas, convirtiéndolas en su principal fuente de ingresos, destacó Romero Oropeza.
“Lo que estamos haciendo es ya no vender materia prima al extranjero, sino procesarlo todo en México y lograr que los ingresos de Pemex sean al 100% de las ventas nacionales”, destacó.
Fuente: El Economista